A partir de este punto el autor opta por apuntar a un lector activo, que complete los espacios en blanco de su obra, haciéndolo partícipe interactivo de la construcción artística como un proceso que comienza con el autor y termina con la recepción estética de la obra artística como un proceso comunicativo y performativo. El lector deja entonces de ser un agente pasivo, desligándolo de su rol de mero consumidor, elevando la obra artística a una categoría superior de la que ha adquirido en el mercado y la sociedad del espectáculo.
También, por motivos explicados en la entrada anterior, el autor se vio obligado a interrumpir abruptamente "El Comic" debido a las presiones ejercidas por grupos de poder que veían en la historia una amenaza a su posición privilegiada. El autor recibió sugerencias de todo tipo para hacer cambios en la obra que desvirtuarían por completo el espíritu de la misma, y ante producir un trabajo según las necesidades de un consumidor del mercado, prefirió legar al receptor la tarea de acabarla, abriendo un abanico de posibilidades creativas que de alguna manera simbolizan el carácter rupturista de "El Comic".
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